Estimado Editor:

En noviembre de 2018, el presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro se cuestionaba la preparación del personal médico cubano que, en ese momento, prestaba su ayuda solidaria al pueblo brasileño. La colaboración cubana contribuyó a llevar la atención médica a miles de personas que se encontraban en la miseria sin recibir un servicio de salud, como el brindado por los profesionales cubanos. Estos hechos demostraron que una vez más se ha pretendido manchar el nombre de nuestro país.

Como apoyo a las declaraciones realizadas por el Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) ante estos acontecimientos, consideramos oportuno reflexionar sobre la impronta dejada por el concepto de “Revolución”, que nos legara Fidel y su influencia en las actuaciones, actitudes y principios del personal de la salud de nuestro país. Enfatizaremos nuestras reflexiones desde la concepción de que

“Revolución es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.^1,2

Esta carta, más que homenajear a quienes convierten en realidad los ideales altruistas del socialismo, desea hacer un llamado al compromiso con la patria y con las raíces de las que se nutre nuestra sociedad, que hacen posible que hoy pueda erigirse como estandarte de la salud pública. Cuba no escatima esfuerzos para ejercer su solidaridad en cualquier lugar del mundo y, en las más diversas situaciones, siempre con el sentido del momento histórico en que vivimos.

Revolución, en su dimensión más amplia, es el cambio o transformación radical y profunda del pasado inmediato. Se puede producir en varios ámbitos al mismo tiempo: económico, cultural, religioso, político, social militar, entre otros. También se habla de revolución en el contexto de las ideologías (revolución ideológica) o el del arte (revolución artística). En ocasiones se hace abuso del vocablo cuando se prolonga a otros contextos como la moda, el deporte o la última novedad de la música popular. En otras ocasiones esas extensiones del concepto están justificadas, como en la denominada revolución científica.³

Cuando se habla de la Revolución Cubana, se refiere al movimiento social que triunfó el primero de enero de 1959. La victoria del Ejército Rebelde y los grupos clandestinos que operaban en las ciudades, contra la dictadura de Fulgencio Batista, produjo cambios radicales en todas las esferas de la vida social y económica del país. El gobierno revolucionario, apenas instalado en el poder, comenzó la educación en valores a nivel de la población, con énfasis en los profesionales que formaba bajo sus principios éticos. Esta formación en valores, es un proceso humanizador individual, social, vertical y horizontal a lo largo de la vida de las personas, en las que se determina su personalidad desde que nace hasta la ancianidad.

Las posturas y actuaciones de los cubanos durante estos años demuestran la solidez de esta ética revolucionaria, que no permite que se defina la Revolución Cubana como lo hacíamos en su origen.

Hoy, por supuesto, la definición debe ser más compleja. Cada etapa tiene sus objetivos, los actuales no son los mismos que se propusieron en 1959, cuando la Revolución triunfante se enfrentó a la compleja situación del país: hambre, miseria, analfabetismo, incultura, prostitución y las arcas del gobierno vacías, robadas y llevadas a los Estados Unidos.⁴

El primero de mayo del año 2000, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz dio a conocer el concepto de Revolución, que desde ese instante se convirtió en brújula de la labor patriótica de todo el pueblo. Este alcanza a resumir la esencia de la historia pasada, presente y sobre todo futura de la nación cubana. Fidel se refirió a lo que consideró la síntesis de su percepción acerca de lo que es Revolución al definir: ⁽⁵

Desde la antigüedad, el propósito de la medicina ha sido siempre curar las enfermedades y, en ciertos casos eventuales, prevenirla. La profesión médica ha adoptado en cada época histórica los rasgos que expresan la actitud que asume la sociedad hacia el hombre y su cuerpo y la estimación que ha hecho de su salud y de la enfermedad.^7,8

Los cubanos tenemos la vida asegurada porque contamos con un sistema de salud gratuito basado en la asistencia sanitaria completa y la protección de la salud de toda la población. Contamos con un personal médico que como una luz de esperanza y bienestar ilumina no solo a los cubanos, también llega su luz hasta las comunidades más pobres y lejanas del mundo y en situación de vulnerabilidad.

En la rutina diaria como en sus labores internacionalistas, los profesionales cubanos de la salud ofrecen sus servicios bajo los principios éticos en los que la Revolución los ha formado.

Esa ética revolucionaria que enseña al hombre: amar su trabajo, asimismo y a la humanidad, el respeto por la vida, el sentido del deber, la responsabilidad, la honestidad, el altruismo, el desinterés y la dignidad profesional, los nutre de valores que se convierten en virtudes. Esas virtudes, que deben caracterizar al profesional cuando es capaz de asimilar esos valores personalizados como expresión legítima y auténtica del sujeto que los asume de acuerdo a su momento histórico, con responsabilidad y en el lugar que le asignen. “Revolución es sentido del momento histórico”.⁶

De un pasado con enfermedades y penurias, Cuba se ha convertido en una potencia médica, que a través de sus médicos, enfermeras, técnicos y otros profesionales lleva la salud y el progreso de la medicina donde haga falta. Por lo que logra cambiar el miedo, la enfermedad y la muerte, en vida y esperanza. “Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado”.⁶

Los profesionales cubanos, tenemos la libertad de tomar decisiones, y poseemos, más que la posibilidad, el deber de superarnos. Nos corresponde ser cada día más capaces, más dignos de nuestro tiempo, que es el único modo de ser más libre. “Revolución es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos”.⁶

Por encima de las privaciones y desventajas económicas y científicas a que nos condena el bloqueo imperialista, por más de cinco décadas, el personal médico cubano ha alcanzado la excelencia profesional. Se mantiene luchando, desde su posición, por una medicina siempre digna, basada en los principios de una atención gratuita y esmerada, lo que es un deber y derecho de la humanidad. “Revolución es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio”.⁶

Cada profesional cubano de la salud, ha sido instruido en la ética revolucionaria, a la que le es incondicionalmente fiel. “Revolución es no mentir jamás ni violar principios éticos”. ⁶

Una prueba más del altruismo revolucionario, de la capacidad de entrega, de la confianza en nuestras convicciones es la Escuela Latinoamericana de Medicina. En la que estudian cientos de internacionalistas que ofrecen ayuda en todo el mundo y, los miles, que desafiando obstáculos cotidianos entregan la magia de su profesión, que es el arte de la vida. “Revolución es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas”.⁶

“La salud es derecho del pueblo”. Este es el lema que enarboló Fidel, en las páginas de La Historia me absolverá, que se convirtió en el programa político del quehacer revolucionario, y de sus conquistas en el campo de la medicina cubana, a partir de enero de 1959. Pronto, ese hermoso precepto, amplió su horizonte, y pasó a ser derecho del mundo. Porque el profesional cubano sabe que la justicia existe cuando todos tienen la oportunidad de tener una buena calidad de vida. Por ese motivo no escatima en esfuerzos, ni sacrificios para “…luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”. Eso, es Revolución.^9,10,11,12