Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
Durante el ciclo de vida de los individuos son imprescindibles intervenciones para detectar y reducir el riesgo y las complicaciones de las enfermedades crónicas.
Determinar la prevalencia de valores de riesgo vascular de los principales indicadores del metabolismo glucídico y lipídico en adolescentes y ancianos de La Habana.
Se realizó un estudio transversal en una muestra conformada por adolescentes (469 de 12-16 años) aparentemente sanos y ancianos (395 de 65-100 años) sin diagnóstico de enfermedades asociadas a la alteración marcada del estado nutricional y metabólico.
Ambas poblaciones fueron evaluadas para glucosa, triglicéridos, colesterol total, colesterol de lipoproteinas de alta densidad y colesterol de lipoproteínas de baja densidad, séricos, mediante métodos enzimáticos convencionales. Se usaron rangos de riesgo referentes. Los resultados se analizaron mediante estadística descriptiva.
En los adolescentes evaluados, los triglicéridos (35,6 %) y el colesterol total (23,9 %) mostraron las mayores frecuencias de valores de riesgo. En las hembras ambos marcadores se mantuvieron como los más elevados en ese orden, mientras que, en los varones, la glucosa (25,5 %) secundó a los triglicéridos como indicadores más alterados. En ancianos, al colesterol de lipoproteínas de baja densidad (58,2 %) y al colesterol total (48,6 %) correspondieron las mayores frecuencias de cifras de riesgo, patrón que se repitió en cada sexo. Los valores promedio de los indicadores fueron marcadamente superiores en ancianos que, en adolescentes, excepto para glucosa y colesterol de lipoproteínas de alta densidad.
Los resultados obtenidos muestran una elevada prevalencia de valores de riesgo vascular de varios indicadores metabólicos evaluados en adolescentes y ancianos, lo que sugiere la necesidad de monitorear los indicadores analizados e implementar intervenciones modificadoras de sus valores hacia la reducción del riesgo asociado, desde etapas tempranas, como las previas a la adolescencia.
During the life cycle of individuals, interventions are essential to detect and reduce the risk and complications of chronic diseases.
To determine the prevalence of vascular risk values of the main indicators of carbohydrate and lipid metabolism in adolescents and elderlies in Havana.
A cross-sectional study was carried out with a sample made up of apparently healthy adolescents (469; aged 12-16 years) and elderlies (395 aged 65-100 years) without a diagnosis of diseases associated with marked alteration of nutritional and metabolic status. Both populations were evaluated regarding serum glucose, triglycerides, total cholesterol, high-density lipoprotein cholesterol, and low-density lipoprotein cholesterol using conventional enzymatic methods. Reference risk ranges were used. The results were analyzed using descriptive statistics.
In the evaluated adolescents, triglycerides (35.6%) and total cholesterol (23.9%) showed the highest frequencies of risk values. In females, both markers remained the highest in that aspect; while in males, glucose (25.5%) accounted second after triglycerides as the most altered indicators. In the elderlies, low-density lipoprotein cholesterol (58.2%) and total cholesterol (48.6%) corresponded to the highest frequencies of risk values, a pattern that was repeated in each sex. The average values of the indicators were markedly higher in the elderlies than in adolescents, except for glucose and high-density lipoprotein cholesterol.
The results obtained show high prevalence of vascular risk values of several metabolic indicators evaluated in adolescents and elderlies, which suggests the need to monitor the analyzed indicators and implement interventions to modify such values, in view of reducing the associated risk, from stages early, such as the pre-adolescence stage.
Las intervenciones para detectar y reducir el riesgo o las complicaciones de las enfermedades crónicas son imprescindibles durante el ciclo de vida de una persona. De ahí que descubrir a tiempo los factores de riesgo asociados constituye una herramienta de trabajo de gran utilidad para lograr estos objetivos. En Cuba contamos con importantes estudios nacionales y multicéntricos que ponen de manifiesto la prevalencia en la población de reconocidos factores de riesgo de las enfermedades crónicas, en especial, las encuestas nacionales realizadas para su detección.
Algunos de estos factores de riesgo tienen relación directa con los hábitos alimentarios y la calidad del estado nutricional de los individuos, entre ellos están los factores clínicos, antropométricos y humorales.
Detectar la presencia de valores de riesgo de estos indicadores antes y durante la adolescencia conlleva a la adopción de medidas más oportunas y eficaces para la prevención de enfermedades crónicas en la edad adulta. A la vez, su medición durante la vejez permite detectar niveles perniciosos y aplicar intervenciones que aplacen el debut de las afecciones crónicas más comunes de esta etapa o de sus complicaciones, en beneficio de una mejor calidad de vida.
Los adolescentes y los ancianos constituyen subpoblaciones vulnerables que exhiben una alimentación inestable y hábitos alimentarios dañinos condicionados por causas inherentes a su entorno social.
Se realizó un estudio transversal descriptivo en adolescentes y ancianos de La Habana. En el estudio se incluyeron adolescentes pertenecientes a un centro escolar de La Habana y ancianos atendidos en diferentes áreas municipales de salud capitalinas. Se emplearon como criterios de inclusión y exclusión para adolescentes:
Criterios de inclusión:
edad entre 12 y 16 años, ambos sexos, estado de salud aparentemente sano.
Criterios de exclusión:
se excluyeron los que tenían diagnóstico o antecedentes personales de enfermedades hereditarias o infecciosas (actuales o recientes) que alteran los valores de los indicadores evaluados, tratamiento prolongado actual o reciente con medicamentos o suplementos nutricionales que alteran los valores de los indicadores evaluados, hábitos tóxicos, incumplimiento del ayuno de 12 horas previas a la toma de muestra y el diagnóstico o antecedentes personales de enfermedades crónicas.
Se emplearon como criterios de inclusión y exclusión para ancianos:
Criterios de inclusión:
edad entre 65 y 100 años, ambos sexos.
Criterios de exclusión:
diagnóstico o antecedentes personales de enfermedades hereditarias o infecciosas (actuales o recientes) que alteran los valores de los indicadores evaluados, tratamiento prolongado actual o reciente con medicamentos o suplementos nutricionales que alteran los valores de los indicadores evaluados, hábitos tóxicos y no cumplimiento del ayuno de 12 horas previas a la toma de muestra. el diagnóstico de enfermedades que entrañan gran alteración de su estado nutricional y metabólico como la diabetes o enfermedad tiroidea descompensadas, cáncer, insuficiencia renal crónica, enfermedades hepáticas o pancreáticas.
Se obtuvieron muestras de sangre total venosa de los adolescentes y ancianos que quedaron incluidos en el estudio y que realizaron ayuno de 12 horas previas a su extracción. Para ello se puncionó la vena antecubital media de un miembro superior y se tomaron las medidas generales para evitar la hemólisis de las muestras. Las que se trasladaron al laboratorio donde se aisló el suero de la sangre coagulada mediante centrifugación a 3000 rpm durante 15 minutos. Las muestras de suero que no fueron evaluadas el mismo día fueron almacenadas a -20º C hasta su evaluación.
Las muestras de suero fueron evaluadas en cuanto a glucosa, triglicéridos, y colesterol total, mediante métodos enzimáticos colorimétricos convencionales,
Colesterol de LDL (mmol/L) = colesterol total(mmol/L)-colesterol de HDL (mmol/L) -[triglicéridos(mmol/L)/2,2], siempre y cuando los valores de triglicéridos no excedieran los 4,5 mmol/L.
Para definir los valores de riesgo se usaron rangos de riesgo referentes por cada parámetro. Para adolescentes se emplearon los criterios de la Asociación Estadounidense de Diabetes (para glucosa alterada en ayunas: ≥ 5,6 y < 7 mmol/L o diabetes presuntiva: ≥ 7 mmol/L),
Los resultados se sometieron a un análisis estadístico descriptivo. En ambos grupos etarios se calcularon para cada indicador las frecuencias de individuos con valores de riesgo, total y por sexos y los valores promedios. Asimismo, se hallaron las frecuencias de individuos con al menos 1, 2 o 3 indicadores con valores de riesgo, respectivamente.
El estudio fue aprobado por el Comité de ética del Instituto Nacional de Higiene Epidemiología y Microbiología. Se obtuvo el consentimiento informado de los adolescentes que participaron, así como de sus padres. En el caso de los ancianos fue bajo la supervisión de un psiquiatra, este documento se obtuvo directamente de aquellos cuyas condiciones o afecciones no limitaran su capacidad de juicio o indirectamente de los familiares a cargo del cuidado de aquellos con una capacidad de juicio alterada. Los participantes a los que se detectó valores de riesgo de los indicadores evaluados fueron remitidos a la consulta de Medicina Interna de sus consultorios y orientados en cuanto a modificaciones saludables de su estilo de vida.
Resultaron incluidos en el estudio un total de 469 adolescentes y 395 ancianos de ambos sexos. El rango de edad de los adolescentes participantes comprendió de 12 a 16 años con un valor promedio de 13, 8 años. Del total de adolescentes el 51 % correspondió al sexo femenino y el 49 % al masculino. Los ancianos incluidos presentaron edades entre 65 y 100 años que promediaron 78,9 años. Este grupo estuvo compuesto en un 67 % por mujeres y un 33 % de hombres.
Los adolescentes mostraron como indicador de mayor frecuencia de valores de riesgo a los triglicéridos, los cuales resultaron alterados en 35,6 % de los individuos evaluados. Estos fueron secundados por el colesterol total y la glucosa, que exhibieron cifras de riesgo en 23,9 % y 23 %, respectivamente (
El mayor porcentaje de ancianos con niveles de riesgo correspondió al colesterol de LDL (58,2 %) seguido por el colesterol total (48,6 %). Ambas frecuencias resultaron notablemente superiores que las respectivas en adolescentes. En adición, los porcentajes de individuos con concentraciones de riesgo fueron superiores en ancianos para la glucosa y el colesterol de HDL, así como fueron superiores en adolescentes para los triglicéridos, comparados con las frecuencias respectivas del grupo etario contrario (
El análisis por sexo arrojó diferencias entre adolescentes varones y hembras. En los del sexo femenino los triglicéridos y el colesterol total fueron los indicadores más alterados y afectaron al 33,8 % y al 29,5 % de ese subgrupo, respectivamente. Mientras, en los del sexo masculino el segundo indicador más alterado fue la glucosa (25,5 % de los varones afectado) por detrás de los triglicéridos que mostraron valores de riesgo en el 37,5 % de ese subgrupo (
Tanto en los ancianos del sexo masculino como en los del femenino, el colesterol de LDL y el colesterol total resultaron los parámetros más alterados por ese orden, de manera similar al patrón general encontrado para todo el grupo (
Si se analizan en conjunto los resultados de todos los analitos por individuo, estos evidenciaron que, respecto al total, el 62,5 %, el 33 % y el 15 % de los adolescentes exhibieron al menos 1, 2 o 3 indicadores con valores de riesgo, respectivamente. A su vez, el 77 %, el 55,4 % y el 33 % de los ancianos evaluados, mostraron respectivamente al menos 1, 2 o 3 parámetros con niveles de riesgo (
La
En relación con los adolescentes los ancianos presentaron concentraciones medias de colesterol de LDL, de colesterol total y de triglicéridos marcadamente superiores, alcanzando criterios de riesgo para los dos primeros indicadores. Además, la cifra promedio de glucosa en los ancianos resultó similar a la correspondiente en los adolescentes, y la de colesterol de HDL fue ligeramente inferior en el grupo de mayor edad comparada con la de los más jóvenes.
En la presente investigación se detecta una elevada prevalencia de valores de riesgo vascular para indicadores del metabolismo lipídico y glucídico tanto en adolescentes como en ancianos habaneros. Incluso, los más jóvenes exhiben frecuencias importantes de sujetos con uno (62,5 %,), dos (33 %) o más (15 %) indicadores alterados, superados de manera esperada por las respectivas frecuencias de los ancianos estudiados.
La connotación de estos resultados es mayor para los adolescentes ya que se ha demostrado que los niveles alterados de glucosa y lípidos séricos en edades tempranas pueden determinar la ocurrencia de estos trastornos en la adultez y contribuir a su morbilidad asociada.
En el grupo etario más joven los triglicéridos constituyen el indicador más afectado y el único para el cual el porcentaje de individuos con valores de riesgo resulta mayor que en los ancianos. Además, la glucosa representa el único indicador cuyo valor promedio es numéricamente similar entre adolescentes y ancianos. Estos hallazgos sugieren que no se debe dejar de medir dentro del monitoreo temprano sugerido, los triglicéridos y la glucosa para detectar y tratar a tiempo a individuos con valores de riesgo. Ambos comprenden determinantes independientes o combinados de entidades de alto impacto como diabetes, obesidad, aterosclerosis y síndrome metabólico, cada vez más frecuentes desde las primeras etapas de la vida y asociados a estilos de vida deletéreos.
Pudieran ser esos momentos los más idóneos para intervenir y reducir sus concentraciones sanguíneas y así evitar que se mantengan elevadas hasta periodos posteriores lo que contribuye a la fisiopatogenia y a las complicaciones de tales entidades. En particular, los niveles elevados de triglicéridos circulantes constituyen un factor de riesgo aterosclerótico reconocido. El aumento de las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) que los transportan en la sangre contribuye a la mayor formación de lipoproteínas de baja densidad (LDL) pequeñas y densas, de mayor potencial aterogénico que otros subtipos de LDL.
A su vez, en los ancianos el colesterol de LDL es el indicador más alterado. Dada la relación de ese factor de riesgo con un amplio rango de enfermedades presentes en la adultez avanzada, entre las que destacan las cardiovasculares, el cáncer y las demencias,
A diferencia de la mayoría de las investigaciones nacionales recientes sobre el tema y las que han estudiado la prevalencia de trastornos del metabolismo glucídico y sobre todo lipídico en adolescentes con factores de riesgo cardiovasculares conocidos,
En otro estudio transversal realizado a 259 adolescentes, el 13 % de los que fueron evaluados para colesterol total y triglicéridos (hipertensos, con sobrepeso, obesos o con padres hiperlipidémicos), presentó hipertrigliceridemia, mientras que ninguno exhibió el colesterol total elevado.
Se debe señalar que en ambas investigaciones los porcentajes de hipercolesterolémicos e hipertrigliceridémicos hallados en adolescentes con factores de riesgo cardiovascular connotados fueron inferiores a los reportados por otro trabajo en adolescentes con similares factores de riesgo,
Además, un estudio de casos y controles de 43 niños y adolescentes obesos con síndrome metabólico y 50 niños y adolescentes obesos controles, arrojó los siguientes pares de valores promedio de indicadores para uno y otro subgrupo: glucosa, 4,27 vs. 4,22 mmol/L; colesterol total, 3,95 vs. 4,0 mmol/L; triglicéridos, 1,71 vs. 1,23 mmol/L; colesterol de HDL, 0,95 vs. 1,23 mmol/L; y colesterol de LDL, 2,18 vs. 2,17 mmol/L, respectivamente.
En el ámbito nacional varias investigaciones han valorado la prevalencia de dislipidemias en adultos mayores de 60 años.
Un trabajo adicional encontró que de 128 ancianos mayores de 65 años (como los aquí estudiados), de la provincia Santiago de Cuba, el 22,7 % presentó hiperglucemia,
La principal limitante del estudio es la no aplicación de herramientas de análisis estadístico inferencial que permitan analizar de forma integral los resultados y sugerir asociaciones entre las variables estudiadas. De ahí que se concluya que los resultados obtenidos muestran una elevada prevalencia de valores de riesgo vascular de varios indicadores metabólicos evaluados en adolescentes y ancianos, lo que sugiere la necesidad de monitorear los indicadores analizados e implementar intervenciones modificadoras de sus valores hacia la reducción del riesgo asociado, desde etapas tempranas, como las previas a la adolescencia
Es recomendable complementar los resultados obtenidos mediante nuevos estudios que evalúen en estos grupos etarios otros indicadores metabólicos de riesgo vascular.
El estudio fue financiado por el presupuesto anual planificado para reactivos y materiales de laboratorio asignado a la institución (INHEM) por el Minsap.