La Organización de Naciones Unidas (ONU), junto con sus instituciones, se fundó en 1945 después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. En 1948, dos años más tarde, se constituyó la Organización Mundial de la Salud (OMS) como organismo de la Naciones Unidas dedicado a la salud y se acordó conmemorar el 12 de mayo, día del natalicio de Florence Nightingale, como el Día de los Hospitales, en reconocimiento a quien ejerciera como la primera gran administradora de hospitales, durante la Guerra de Crimea.¹

En la Primera Asamblea Mundial de la Salud, como máximo órgano de decisión de la OMS, se instituyó el 7 de abril como “Día Mundial de la Salud” en conmemoración a su fundación. Desde 1950, cada año, se celebra este día y se elige un tema de un área específica a la que la OMS quiera dar prioridad. Durante esta celebración se realizan cientos de eventos para conmemorar la importancia de la salud a través de campañas promocionales, talleres de divulgación y actividades organizadas en torno a este día. Es una jornada de ámbito mundial que brinda la oportunidad de centrar la atención en importantes cuestiones de salud pública. De este modo se pretende motivar a gobiernos, organizaciones y empresas a invertir en acciones de salud para forjar un porvenir más seguro.²

La OMS trabaja para mejorar la salud física y mental de las personas, haciendo hincapié en la necesidad de que todas las naciones establezcan sistemas que ayuden a prevenir, conservar y restituir la salud. Si los gobiernos no se comprometen a mejorar los sistemas de salud de sus países, ampliar su cobertura e incrementar las inversiones en salud pública, no le será posible a la población afrontar riesgos tan graves como las epidemias, los desastres naturales, los problemas nutricionales o los accidentes.

En los últimos años la OMS ha hecho hincapié en la salud universal, para que todas las personas tengan acceso a servicios de salud integrales, de calidad, en el momento y en el lugar que los necesiten y para que ese acceso sea sin discriminación y libre de dificultades financieras. Para conseguirlo es necesario fomentar el compromiso de toda la sociedad, aplicando políticas con enfoque multisectorial.

A lo largo de su existencia, solo en dos oportunidades la OMS ha dedicado el 7 de abril a reconocer la labor de los profesionales de la salud. La primera fue en 1954 cuando se seleccionó el tema “La enfermera, centinela de la salud” y la segunda en 1967 con el tema “Guardianes de la salud”. En este año 2020 el lema oficial es: “Apoyo para enfermeras y matronas”.

Desde la Edad Antigua, en Egipto y Grecia, las matronas llegaron a tener un estatus elevado y cierto reconocimiento social, al ser ellas quienes ayudaban a las mujeres a lograr el nacimiento de un nuevo ser humano, en las mejores condiciones posibles, con gran responsabilidad y amor al otro, lo que hizo que, en la Edad Media, también, fueron muchos los países europeos en los que las matronas alcanzaron prestigio social por su labor. A partir del Renacimiento las comadronas comienzan a trabajar con la supervisión del médico, pero siempre con responsabilidad y entrega.

En Cuba, en 1668, se estableció una primitiva maternidad que fue clausurada veinte años después y reconstruida en 1730. En ese mismo lugar, en 1827, se creó la escuela de comadronas llamada "Academia de Parteras". En la actualidad, “la función clínica de las matronas también es muy variable según la legislación o costumbre de cada país, pueden asistir los partos por sí mismas o supervisadas por un médico, a quienes pueden ayudar en la asistencia del parto”.³

Por su parte, la enfermería o ciencia del cuidado se ha desarrollado de forma paralela a la historia de la mujer. Desde la más remota antigüedad se le asignó la función de cuidadora de los niños, de la familia, de los ancianos, de los enfermos. Cuando se produce la fundación de la enfermería profesional, a mediados del siglo xix, las enfermeras comienzan a modificar su competencia y desempeño, gracias al incremento de sus conocimientos teóricos acerca de su joven ciencia, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo xx.

Desde ese momento, la milenaria práctica del cuidado comenzó a encontrar justificación teórica y la apropiación de esa teoría ha permitido a las enfermeras perfeccionar sus prácticas cotidianas mediante la observación, descripción, explicación, predicción y control de los fenómenos de la realidad en la que están inmersas, sobre todo, del objeto de estudio de su ciencia particular: el cuidado de las personas, familia y comunidad. Se trata, justamente, de cuidar con ciencia y conciencia.

Recientemente, el Presidente de la Organización Colegial de Enfermería de España, Florentino Pérez Raya, ha hecho llegar a los medios de comunicación la triste noticia de la muerte en el País Vasco de una enfermera de 52 años que llevaba seis días ingresada después de dar positivo en SARS-CoV-2 y no haber podido superar la enfermedad”. Pérez Raya expresó que “todas las profesionales están de luto y con el corazón encogido por la muerte de una compañera que ha dado su vida por la salud de sus pacientes, luchando contra esta pandemia y sabiendo que se estaba jugando la vida".⁴

Este es un ejemplo más de la vocación y responsabilidad social de una especialista del cuidado, consciente de que cuidar es amar, por ello, lo que hace más feliz a quienes cuidan es ser útil a los demás. Ser responsable del cuidado de alguien es estar obligado a responder por lo que le suceda a esa persona. Por lo que, humanizar los cuidados significa también un compromiso social y no solo en al ámbito nacional, sino con la humanidad doliente, sin importar el lugar en que habite. Por ello Florence Nightingale viajó desde Londres hasta Crimea en 1854 cuando la guerra provocaba heridos, enfermos y muertos, militares y civiles. Por esa razón, cientos de enfermeras cubanas en estos 60 años de Revolución han seguido su ejemplo formando parte de brigadas de ayuda médica en distintos países del mundo. De modo que no es casual que la OMS haya elegido como tema oficial “Apoyo para enfermeras y matronas”, precisamente este año 2020 en el que se conmemora el bicentenario del natalicio de la fundadora de la enfermería profesional.